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Había mucha emoción y la Iglesia estaba repleta. Mientras, el Papa, caminaba para acercarse al presbiterio, todos intentaban tocarle y le gritaban con alegría, pero los guardias que acompañaban no lo permitían. Muchos se tuvieron que conformarse por escucharlo y verlo por las pantallas, pero no les importó porque querían estar ahí físicamente presentes. Así entre aplausos y algarabías llegó el momento esperado.

El Cardenal Ricardo Ezzati, en la Iglesia Catedral, consagró a cuatro mujeres profesionales, como esposas de Jesucristo y para estar al servicio de Dios y de la Iglesia. Sus familiares y una multitud de amistades "repletaron" la Iglesia Catedral. En este momento tan emotivo y decisivo, el Cardenal les pregunta:- ¿Queréis consagraros virginalmente al servicio de Dios y de la Iglesia hasta el fin de vuestros días? Y ellas con fuerte voz respondieron, -Sí, quiero.

Alegremonos!, porque tendremos nuevas consagradas para el Ordo.

Cuatro candidatas a consagrarse en el Orden de las Vírgenes de Santiago, reciben el Velo, una íntima liturgia, de manos de las hermanas consagradas. Este velo las acompañara en su vida como testimonio de fidelidad y dedicación a su futuro esposo Jesucristo.

Una nueva vocación nos regala Dios.Ella da su testimonio.-¿Cómo te acercaste al Ordo? ¿A través de qué? Me llamo Pamela Alejandra Santander Fuentealba, Al Ordo lo conocí por una conversación con compañeras en un diplomado que me comentaban la forma de vivir de las vírgenes consagradas, eran mujeres independientes que realizaban el rito de virginidad a Dios en forma pública como un servicio a la Iglesia y me dieron el nombre de Nancy Velázquez con su email… a los días le escribí y me pidió que conversara con Ligia.

Jóvenes profesionales buscan la presencia de Jesús. Seguir a Jesús más de cerca, vivir como Él, en donación personal a Él y al servicio de la educación universitaria. Una vocación al Orden de Vírgenes con mucha alegría comparte con ustedes.