El Padre Javier Barros, escribió en su tesis de grado: “y alude al velo que el obispo tomaba desde el altar y entregaba a las vírgenes al ser consagradas, un signo saturado de sentido, pues nos habla de la relación esponsal (las novias se casaban –también en esa época- llevando un velo) que el santo obispo aplicaba a las consagradas…Qué grandeza –diría en una ocasión- cuando «a ti se te confiere el sacramento genuino de la virginidad” (De virginibus III, 2).”
El velo era la única insignia que se utilizaba en los primeros tiempos para la consagración de las vírgenes; desde el fin del siglo IV encontramos testimonios ciertos de su uso. La entrega del velo ha sido tomada de los ritos del matrimonio, con el fin de significar la analogía que existe entre la unión de Cristo y la virgen con esponsales humanos.
Fotografías Lily Quezada