REFLEXIONES SOBRE EL ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL (AE)

Miercoles 13 Septiembre 2023

 
Angélica Inés Molina, virgen consagrada de la Arquidiócesis de Santiago comparte reflexiones sobre el acompañamiento espiritual, tan indispensable en la formación inicial y permanente de las vírgenes consagradas.

Fue consagrada por manos  del Sr. Cardenal Ricardo Ezzati en mayo del 2017.

Trabaja como secretaria del rector del Seminario Pontificio Mayor.

De profesión Contadora (1982), hizo Estudios Teológicos en Conferre (1992), y ha realizado los siguientes Diplomados: Administración Parroquial (2007), Acompañamiento Psico-espiritual (2018) y Acompañamiento en Ejercicios Espirituales de San Ignacio desde el (2020).

Su servicio pastoral lo realiza en la Parroquia San Francisco Solano en la comuna de la Florida (Santiago) junto al coro de la comunidad.

También colabora en el acompañamiento de Ejercicios Ignacianos para Jóvenes de la Vicaría de la Esperanza Joven.

Estas reflexiones se publicarán el 2º miércoles de cada mes, desde septiembre a diciembre 2023.

 

REFLEXIONES SOBRE EL ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL (AE)

Por: Angélica Molina

I INTRODUCCIÓN

Desde la gestación necesitamos de un otro para crecer y desarrollarnos. Primero nuestros padres, la familia, luego el colegio, las amistades, la sociedad. En la vida de fe, a partir del Bautismo somos confiados a la fe de nuestros padres y padrinos, más grandes en edad y crecimiento en la fe, somos confiados a los catequistas y hermanos de la comunidad eclesial; y en este peregrinar, vamos atisbando en nuestra vida de creyentes la necesidad de un otro que nos acompañe y nos ayude a reconocer la voz de Dios que nos llama a cada uno por nuestro nombre y nos regala una vocación. Es así, que la figura del acompañante espiritual o director espiritual, surge como un(a) compañero(a) de camino, un(a) hermano(a) mayor (no necesariamente en edad) que nos ayuda a reconocer cual es la voluntad de Dios.

El primer acompañante espiritual y modelo de todo acompañante, es el mismo Jesús, así lo podemos reconocer en las páginas de los Evangelios. Algunos ejemplos: Dialoga y acompaña a los entristecidos peregrinos de Emaús (Cf Lc 24,13-35); el Buen Pastor que guía y acompaña a sus ovejas y ellas reconocen su voz (Cf. Jn 10, 1-5), o en las diversas conversaciones que tiene con sus discípulos, ya sea a orillas del lago (Cf. Lc 5,1ss), o en un lugar apartado (Cf. Lc 9,10) o privadamente (Cf. Mc 4,34), acoge, acompaña, escucha, anima, interpela.

El Señor, a lo largo de los siglos, ha regalado a la humanidad y a la Iglesia, muchos hombres y mujeres que han sido grandes acompañantes espirituales: por ejemplo: Los padres y madres del desierto, hombres y mujeres laicos, grandes “Abbas” y “Ammas”. Más adelante en el tiempo San Benito, San Francisco, Santo Domingo, San Ignacio, Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz; Santa Catalina de Siena, San Francisco de Sales, entre muchos otros.

Hoy, en nuestras comunidades eclesiales -por lo que conozco- son menos los agentes de pastoral, o feligreses que sólo van a misa, que piden acompañamiento espiritual; probablemente sea por un gran desconocimiento de esta práctica. Junto a esto, se agrega el cambio de época que estamos viviendo; una sociedad sumergida en el individualismo y en el afán de alentar a la persona por caminos de la autosuficiencia y con ello empujándola a prescindir de Dios.

Las siguientes reflexiones, de un total de cinco, sólo pretenden, humildemente, ayudar a valorar la valiosa práctica del Acompañamiento Espiritual, y a partir de aquello, preguntarse: ¿cómo se vive?  ¿qué impide acercarse a ella?

Me permito dejar dos preguntas: ¿En tu peregrinar de fe, has tenido acompañante espiritual? ¿Qué aspectos de este acompañamiento te han ayudado a crecer en tu relación y amistad con Dios y los hermanos?

II ¿QUÉ ES EL ACOMPAÑAMIENTO ESPIRITUAL?

El arte de acompañar hunde sus raíces en la Sagrada Escritura. Dios no se cansa de acompañar y guiar a su pueblo, estableciendo una relación de alianza con Moisés, con quien dialoga cara a cara como con un amigo (Cf. Ex 33,11), o con Jeremías eligiéndolo desde el vientre materno (Jr 1,5-10), o el profeta Daniel, hombre sabio, inteligente y fiel (Cf. Dn 1,3-21), o al pequeño Samuel llamado por Dios (Cf. 1 S 3,19), o los discípulos escogidos por Jesús a quienes acompaña y forma para el anuncio del Reino de Dios (Cf. Mt 3,13-19) o San Pablo, hombre intrépido y decidido (Cf. Hch 22,3-8), sólo por dar un ejemplos.

El Acompañamiento Espiritual es una herramienta necesaria para todo discípulo de Jesús en sus distintos estados y etapas de la vida; indispensable en el proceso formativo de los candidatos y candidatas a la vida sacerdotal y consagrada. Es una ayuda que presta un cristiano, hermano, hermana a otro para profundizar en el seguimiento y en la amistad con Jesucristo. Es una ayuda que se brinda para que la persona pueda conectar su historia de alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, heridas y gozos, con el inmenso y entrañable amor que Dios tiene por ella, entregándole pistas que le permitan crecer en confianza, reconociendo en ella el paso de Dios.

Es un valioso medio para crecer en el camino de santidad. Es un acontecimiento personal con alcances en la vida comunitaria y eclesial; pues es en la vida comunitaria donde se ensancha el corazón hacia Dios, donde se crece en humanidad y fraternidad.

¡Nos vemos!! El segundo miércoles de cada mes, resérvalo en tu agenda.

 

 

 



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