Es la vocación del siglo XXI. La Iglesia la reconoce como la primera forma de vida consagrada en la cristiandad de los primeros siglos de la Iglesia. Cuando mujeres valerosas seguían a Jesús en virginidad, deseaban entregar toda su vida en forma esponsal a Cristo.
Han recibido el carisma, el don de ser imagen de la Iglesia Esposa de Cristo. La virginidad consagrada en el Ordo Virginum es “experiencia dialogal entre la gracia divina y la libertad humana” (ESI 21) La iniciativa del llamado la tiene Dios. “La esponsalidad es teologal, se trata del amor esponsal entre Cristo y la Iglesia” (ESI 17). Es la vinculación intima entre Cristo Esposo y la virgen consagrada. Una vocación que solo se puede vivir con una fuerte vida espiritual contemplativa.
Esta vocación se caracteriza por el arraigo a la Iglesia particular, reunida al lado de su pastor el obispo de la diócesis. La virginidad consagrada tiene como referencia primordial el modelo de la iglesia virgen por la integridad de la fe, esposa por la unión indisoluble con Cristo, madre por la multitud de hijos generados a la vida de la gracia (ESI 30).
Luego compartieron con sus invitados un exquisito café con torta.