MATRIMONIO, TEOLOGIA E DIREITO. SAO PAULO: EDITORA ECCLESIAE, 2018.
CHRISTINA HIP-FLORES, JCD
LA CLAVE NUPCIAL
Nos legó San Juan Pablo II en su insigne teología del cuerpo la enseñanza que toda persona humana es llamada a hacer un don sincero de si misma.1 Es en el darse al otro que la persona mejor imita a su Creador, alcanza su madurez, y se perfecciona en el amor. Por esto también se podría expresar que toda persona es llamada a una vocación nupcial: a hacer un “don sincero,” total, fiel, exclusivo, e indisoluble, y de esta manera participar en el misterio nupcial de Dios con cada alma.