Se reflexionó sobre los lugares de encuentro o espacios de encuentro propuestos en el Documento de Aparecida. Lugares al alcance de todos en la vida cotidiana y son para aprovecharlos. Lugares de encuentro con Jesucristo:
-La liturgia como lugar de encuentro es eminentemente comunitaria. Hay encuentros personales con Cristo, como el de Nicodemo, la Samaritana, de particular intimidad con sus interlocutores. Y hay encuentros comunitarios como con los apóstoles echa las bases de comunicación más intima con esa comunidad de escogidos. A la multitud le habla con parábolas a los Doce no, porque son testigos privilegiados: “Dichosos sus ojos porque ven…” Estos encuentros no son para quedarnos mirando al cielo, como en la ascensión, sino para que se transformen, y sean vida para otros, sean misioneros. Sentido eclesial que es ineludible, que no puede desentenderse del nosotros.
La oración más perfecta es la oración litúrgica; tiene peso en sí misma, un visión esponsal grabada a fuego, con sus implicancias sociales, eclesiales. La virgen consagrada es formada, alimentada, templada en la intimidad de los secretos: “Tu Padre que ve en lo secreto…” Allí donde solo Dios puede escucharlo. Pero no se consigue solo, sino necesito a otros a otras para orar. Una invitación a la oración silenciosa, invisible y por otro lado la oración comunitaria; “ Si dos o más se reúnen en mi nombre…”
Una preocupación por la apariencia farisaica; “este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos”… Actitud interior que considera la realidad personal con otro.
-Encontramos a Jesús en la Sagrada Escrituras: “Palabra de Dios escrita por inspiración del Espíritu Santo, es con la Tradición, fuente de vida para la Iglesia y alma de su acción evangelizadora. Desconocer la Sagrada Escritura es desconocer a Jesucristo y renunciar a anunciarlo” (A. nº 247)
-Los sacramentos; se celebran todos los días. La eucaristía: Jesús nos atrae hacia sí y nos hace entrar en su dinamismo hacia Él y hacia el prójimo. Creer, celebrar, vivir el misterio de Jesucristo. Los cristianos asumen el misterio pascual de modo que toda la vida sea eucarística. Vivir conforme al misterio pascual de Cristo; vivir como Cristo.
-La reconciliación: “Dios no se cansa de perdonar” Somos nosotros que nos cansamos de pedir perdón. El amor es más fuerte que el pecado cometido. Produce la reconciliación espiritual. Es la restitución de los bienes de los hijos de Dios. Restituye la dignidad, es el más precioso don porque es volver a la amistad con Dios.
- La liturgia de las horas; la oración de la Iglesia, es una oración comunitaria aunque estés sola diciendo la alabanza.
- Los pobres, los afligidos, los sufrientes, los enfermos; todos los que sufren en sus diversas especificidades. La opción por los pobres es una categoría teológica donde Cristo mismo nos está llamando a atenderlo.
- La religiosidad popular; hoy está sustentando la fe en nuestro continente. Refleja una sed de Dios, no es la fe de la razón, es la fe de todo el ser.
- A Jesucristo lo encontramos en la comunidad. Lo propio de la humanidad es mirar la humanidad de Cristo: Perfecto hombre. La vida comunitaria nos provocará dificultades, pero también nacen vínculos que luego permanecen. Nacen por un objetivo común. La caridad fraterna es caminar juntos colaborando, ayudándose mutuamente, pidiendo perdón. Sabiendo aceptar las disculpas de los demás. Caminar juntos sin evasiones, sin nostalgias anquilosadas, ni rigideces mentales; como el “siempre se ha hecho así”… Perdonen, sopórtense, porque la vida de comunidad no es fácil. Cuiden la amistad, la vida de familia entre ustedes. Los problemas están y estarán siempre. Buscar soluciones, no competir…
- La presencia de la Virgen María; es mediadora de todas las gracias.
- La presencia de los Santos.
Los encuentros con el Señor son variados, no es a prácticas abnegadas ni oraciones largas la que garantizará esos encuentros. La fidelidad y el encuentro profundo es gracia de Dios. Esta gracia de Dios nos precede y acuña. La familiaridad se logra en una natural, fluida y constante relación con Él. Para adquirir por gracia su forma de pensar, sentir, actuar hasta llegar a transformarnos en la imagen de Dios.
Mientras más te acercas a Dios más sirves al prójimo. Muchas riquezas para reflexionar y contemplar durante todo el año.
Agradecemos al Padre Cristián Castro por acompañarnos durante estos ejercicios, por sus orientaciones y sus gestos de ternura durante ellos.