por NANCY VELÁZQUEZ
A fines de Febrero recibí una llamada de una virgen consagrada, la que me invitaba participar en un equipo de laicos que sintieron la llamada a luchar por la vida y decir NO a la ley de Aborto que los Parlamentarios están deliberando.
Acepté la invitación. Me impresionó que 5 personas solo por convicción de misión pusieran sus recursos personales al servicio de la vida. En las reuniones todo era ejecutivo, todo para hoy y al minuto. Aquí no había colchón económico, pero había que apelar a la generosidad de otros. No había proyectos hiper meditados. Había que movilizar voluntades y acercar a los que en similares circunstancias ya tenían una organización pro vida, estaban haciendo lobby, o trabajando para armar una gran despertar conciencias, de formación, y de valoración de la vida.
Comenzamos a buscarnos unos a otros. Nos mandamos información. Nos invitamos y conta-giamos a amigos, compañeros y familiares. Nos acompañamos en diversas iniciativas, las más notorias:
“Mujeres de blanco por la vida”, “Jóvenes por la vida”, “Encuentro por la vida”.
Mujeres de blanco por la vida:
Una experiencia mística impresionante, lo viví como un acto sagrado de compromiso por la vida. Cerca de mil mujeres ingresando en silencio a la Plaza de la Constitución. Mujeres sin distinción de edad, clase, raza o etnia. El verde del césped hacía resaltar esa presencia femenina. Tal como en un acto de adoración a Dios, ese silencio en la Plaza, llamaba a oración, al diálogo con Dios.
No hubo discursos. El gran discurso era nuestra presencia. El ofertorio eran las cajitas blancas con el nombre de un N.N. abortado. A mi caja no puse nombres. Mientras escribía se me venía a la memoria los relatos de aquellas mujeres de mi familia que se practicaron un aborto y que viven o vivieron la decisión con gran dolor y arrepentimiento. Mi presencia en ese acto me dio la necesidad de orar por la reparación de ellas. ¡Me emociono! Puse a las mujeres de mi vida delante del Señor pidiendo por ellas y carga dolorosa, porque precisamente ese trance de sus vidas me enseñó del mal que hace el aborto en una mujer.
Hubo otra performance en las afueras de la Catedral, ahí llegaron otras muchas que no se conocían entre sí pero que fueron movidas por mis mismas razones. Habrá otros encuentros de mujeres de blanco ¡Que ganas que este silencioso y solidario acto de defensa de la vida llene un día nuestra Alameda!
Los jóvenes por la vida:
Estuve con ellos en las afueras de La Moneda, eran cerca de 5.000 vestidos de rojo,con tambores gritos, cantos y todo lo que hiciera ruido. ¡Uffff! fue emocionante ver y oír a tanto chiquillo que con energías propias de su edad exigían y se comprometían con la vida. “”No te vamos a dejar solo” “No queremos ley de aborto”, “queremos ley de vida”.
Encuentro por la Vida: Llegaron cerca de 8.000 personas al Parque Forestal, familias completas, comunidades parro-quiales, nuestros familiares y amigos, las organizaciones Pro-Vida y sus stands, Hotuiti y su esposa Francisca animaron el Encuentro. Cerca de 10 sacerdotes comprometidos por la vida acompaña-ron a sus comunidades. ¡Que bueno ver a la Iglesia presente en ellos! También hubo pastores evangélicos que impactaron a los presentes con su oración y motivación. El equipo coordinador ejecutivo, logró que en 10 regiones y a la misma hora hubiese similares manifestaciones.
Esas fueron las acciones multitudinarias del mes de marzo. Hay muchas otras iniciativas que están en planificación. Aquí hay que hacer un trabajo de educación, de formación a los jóvenes, a las familias. Tenemos el deber de hacer presente que “donde hay embarazo, hay vida”, y “si hay vida, los creyentes tenemos la obligación de defenderla”
Aquí no hay motivo alguno para relativizar. Porque todo tiene solución, menos la muerte del más inocente e indefenso de los seres humanos. Si no alzamos la voz la Ley así como está será aprobada y ya no habrá vuelta atrás.
Finalmente quiero hacer presente una nota que Mons. Errázuriz escribió a un medio local: “El Estado en el 2001 abolió la pena de muerte lo que nos orgullece como nación y enfrentado a la aprobación de esta nueva ley (la de aborto), significaría un corte en el camino de respeto a la vida”.
Doy gracias a Dios de haber aceptado esa invitación de mi hermana del Ordo. Hoy no podría estar satisfecha, ni tranquila ni contenta de ver como por falta de formación e información Chile deja de ser la copia feliz del Edén.
¿Cómo puede ser Edén un pueblo que mata a un inocente?